A diferencia de otros países, la clase menor del campeonato Copec RallyMobil se compone de vehículos R2 FIA, lo que significa que sus protagonistas están entados en verdaderos autos de carrera.

En Chile, ese reglamento entró en vigencia en 2014, cuando la primera dupla en consagrarse fue la de Jorge y Joaquín Riquelme sobre un Ford Fiesta. Desde entonces, los sucesivos campeones (Pedro Heller, Alberto Heller, Francisco López, Martín Scuncio y Patricio Muñoz) dominaron siempre la categoría con sus Peugeot 208.

Este año, el título se fue a Chiloé de la mano de Lucas Palma y su navegante Augusto Braun. Con esa unidad propia y asistido bajo el paraguas de Valtor, Palma tuvo actuaciones espectaculares, incluso cuando empezó su año deportivo recién en la tercera fecha.

Esa cita, en Chillán Viejo, quedó en su poder, al igual que la de tres etapas en Los Ángeles y otros podios. Había adquirido un ejemplar muy sano, que fugazmente había usado hasta 2019 Fernanda Israel en el equipo Pro Circuit.

Aunque varias veces se entreveró en la punta el Opel Adam de Inde Racing con Diego Maldonado y Nicolás Alarcón a bordo, otros de estos productos de la marca del león se destacaron durante la temporada. Javier Klein y Samuel Guzmán se impusieron rotundamente en Osorno después de ser terceros en La Unión-Río Bueno. Jorge Riquelme ganó tramos y etapas, pero le faltó suerte para completar eventos.

Finalmente, Ignacio Etcheverry y Carlos Garrafa fueron subcampeones al empezar su ciclo en Chillán Viejo con un tercer puesto, seguido de un segundo en Los Ángeles y cuartos en La Unión-Río Bueno y Osorno. Etcheverry, al vencer en el Rally de Biobío 2, quedó El osornino, al vencer en el Rally de Biobío 2, quedó como el ganador más veterano en la historia de la especialidad, ratificando que a estas máquinas de 1.600 cc y caja secuencial todavía le quedan varias batallas por ofrecer en su clase.

Fotos: Luis Barra/Cristian Lagos