Desde Perú, dentro del equipo Tracusa Racing, Jorge y André Martínez se constituyen en compañeros especiales, teniendo en cuenta que se trata de padre e hijo.
Su debut mundial en el automovilismo se produjo hace poco, en el Rally Chile Biobío, donde estrenaron unos flamantes Hyundai i20 N. Incluso más recientemente, André consiguió su primer podio general en el célebre Caminos del Inca de su país al ser tercero.
Por estos días, en la escuadra se abocan a seguir adaptándose a sus nuevos autos, a sumar experiencia en la categoría y a planificar qué harán en el futuro.
Antes de venir a la Región del Biobío a competir internacionalmente, ¿cuál era tu experiencia en la especialidad?
Soy bastante novato todavía porque empecé en 2021. El año antes, durante la pandemia, me había entrenado con Ricardo Dasso porque fue entonces que me empezó a atraer el deporte motor, al igual que a mi padre, aunque él ya había largado dos ediciones en Argentina y dos en México. La temporada pasada hice varios rallies regionales y a nivel nacional me medí contra otros siete participantes en la clase de tracción integral con los N5 construidos en España, donde pude obtener el título. Por mi corto tiempo en la actividad, fue muy importante para nosotros tomar parte de la fecha mundial chilena. Lo tomamos como un sueño cumplido. Queríamos aprovechar esta carrera por disputarse en un país vecino, lo cual facilitaba nuestra logística, más aún teniendo en cuenta que era nuestro primer contacto con este tipo de máquinas.
¿Cuál fue tu balance?
El balance es positivo porque en WRC2 hubo 21 inscritos y nosotros pudimos no solamente completar el evento, sino también llegar en 12ª y 13ª posición, algo que nos deja satisfechos. Está claro que, con el tiempo, quisiera progresar y acercarme al ritmo de los pilotos chilenos, que llevan mucho más al volante de estos coches y conocen bien sus caminos. Empezamos tímidos, con un pequeño entrenamiento y el Shakedown, pero poco a poco fuimos mejorando nuestros parciales, por más que todavía nos sintamos lejos. Además de no saber las reacciones del i20 N, notamos que las curvas en Chile vienen muy rápido una detrás de otra, por lo que hay que trabajar mucho tanto en la conducción como el copiloto en la hoja de ruta. Disfrutamos mucho de todo lo vivo porque, aunque hubo accidentes fuertes, la organización fue muy buena, al igual que la elección de caminos y todo el entorno.
¿Quién tuvo la idea de anotarse en la competencia?
Al saber que el Rally Chile Biobío volvía después de más de cuatro años y que el esquema daba con lo justo para que los Hyundai lleguen, lo pensamos en familia. Con la logística, nos ayudó José Arós, que es nacido en Concepción, pero vive y corre en Perú como navegante, así que llevamos nuestros mecánicos y la infraestructura propia. Por otro lado, Xevi Pons nos asesoró de antemano y hasta vinieron un par de sus mecánicos a darnos una mano.
¿Tienen intenciones de repetir experiencias en Chile?
Creo que a ambos nos encantaría. En lo personal, me serviría de mucho para mejorar mi propio nivel. En cambio, mi copiloto, Juan Pedro Cilloniz, sí posee una vasta experiencia. Los participantes locales han adquirido una velocidad muy elevada y seguro me costaría igualar algo así, pero el nivel del certamen nacional es realmente alto y no dudo que contribuiría a la causa. Con el entusiasmo de lo vivido entre septiembre y octubre, mi padre deslizó la posibilidad de hacer allí toda la temporada ’24. También debemos definir si nos anotaríamos o no en fechas peruanas o si podremos ampliar todavía más el radio de acción y viajar a los cinco países del torneo Sudamericano.
Fotos: Luis Barra/Cristian Lagos/Tracusa Racing