En el Rally del Biobío-Los Ángeles, Benjamín Israel volvió al campeonato Copec RallyMobil después de tres fechas de ausencia. Esta vez, inscribió a un único Citroën C3 Rally2 del equipo Monster Pro Circuit, como había pasado con su hermano Vicente en Calle Larga.

Recuperado de un golpe mientras practicaba Motocross, en esta ocasión a Benjamín lo navegó por primera vez Matías Ramos. La dupla se entendió bien desde el vamos y así fue que en el primero de los tres días de competencias se hicieron notar por su buen ritmo, el que los llevó a terminar en un muy destacado cuarto puesto general tras casi seis meses de inactividad de parte del piloto.

¿Qué te pareció reinsertarte en la categoría en un evento tan especial como el que fue el quinto del calendario 2022?

Me dio mucho gusto volver a correr y también terminar más adelante de lo que esperábamos, además de con el auto sano. Fue una semana larga e intensa que empezó el martes previo a la largada con ensayos en Chillán. Desde principios de abril que no me subía al Citroën. Usé esa jornada para acostumbrarme un poco de nuevo a estar al volante y a llevar a mi derecha a Matías. En ese sentido, como copiloto encontré su estilo y forma de trabajar bastante parecidas a las de Marcelo Der Ohannesian, con quien yo participé más extensamente. En carrera, tratamos de ser efectivos y fue satisfactorio notar que tramo a tramo íbamos logrando bueno tiempos y avanzando en el clasificador. El rally contó con un muy buen marco de público, los caminos eran muy lindos y todo salió igual o mejor de lo que suponíamos.

¿Te pusiste en campaña para ser de la partida otra vez en la clase superior luego de un cierto período de desmotivación que se sumó a un accidente en moto?

Puede ser que haya pasado por algunos meses de falta de motivación. En Concepción abandoné y la falta de resultados me había aburrido un poco. Algo después, me quebré varias costillas con la moto de Cross. Me apresuré a seguir con esa actividad y me lesioné por segunda vez. Fueron cuatro meses duros en lo físico y en lo emocional, pero por suerte ya dejé esa etapa atrás. Recuperé las ganas de estar en los rallies, el compromiso con las marcas patrocinadoras y sentí de nuevo ese entusiasmo de mis mejores momentos.

¿Te sirvió de algún modo en especial durante la semana previa haber compartido algunos conceptos con Mads Østberg al igual que otros usuarios del Citroën C3 en Chile?

Sin dudas. Conversé con él, pero creo que lo que más me abrió los ojos fue una cámara a bordo que nos mostró, donde pudimos ver bien en qué marchas hacía cada curva, como para corroborar que con estas máquinas tenemos la potencia y la tracción para empujar un poco más todavía. Comparativamente, él se veía más prolijo, pero mi estilo de ir más cruzado obedeció a falta de entrenamiento y a que manejo de esa forma, casi asegurándome que, en caso de emergencia, el frente del vehículo apunte hacia la salida de una curva. Derrapar demasiado puede ser espectacular, pero más de una vez no se traduce en décimas ganadas, sino en lo contrario.