Este tipo de menciones a veces tienen que ver con quien resulta ganador de una competencia; otras veces, simplemente no. En el caso de Mads Østberg en el Rally del Biobío-Los Ángeles, la elección no tienen tanto que ver con que haya subido a lo más alto del podio.

El noruego había estado en Chile en 2019 para el evento mundial de aquella temporada, pero a esta nueva incursión sudamericana en su campaña llegó en condiciones diferentes.

Desde su arribo el lunes previo a la largada, repartió generosamente su tiempo por igual con todos: colegas, ingenieros, mecánicos, periodistas, organizadores y público. Su nivel profesional va acompañado de una evidente dosis de cordialidad y simpatía.

El martes, cuando se programó una prueba con el equipo Joker y otros usuarios de Citroën en este certamen, no escatimó esfuerzos para compartir su experiencia como principal desarrollador del modelo C3 Rally2 con Pedro y Alberto Heller, pero tampoco con los demás. Se subió a casi todos los autos con paciencia y compartió datos técnicos y de puesta a punto que fueron valorados por quienes los recibieron.

En carrera, fue el más veloz en 15 de los 16 tramos previstos para tres días a pura velocidad por caminos que no eran precisamente los que había conocido tres años antes. Se impuso en el Shakedown, la Clasificación y todas las etapas. Cuando le pidieron cambiar los amortiguadores de su máquina para pasarlos a otra, lo hizo de muy buen grado. Lo que es más, la modificación no mermó su capacidad ni en una décima.

Entre sus muchos conceptos halagüeños a su paso por el Copec RallyMobil, Østberg dijo: “Destapar el champagne en Los Ángeles es muy lindo, pero algunos minutos después ya sentía nostalgia, pues lo he pasado muy bien aquí. Si la fecha hubiera durado dos o tres días, las hubiera corrido encantado por la belleza de los tramos, el nivel de espectáculo montado alrededor de estos eventos que son nacionales pero parecen mundiales y el cariño de los aficionados. La gente de Joker trabajó de maravillas y compartir el 1-2-3 con Alberto y Pedro es más de lo que podíamos pedir. Fue bueno compartir estos días con su familia, que nos acogió muy bien, los ingenieros y mecánicos, los organizadores que hicieron el esfuerzo por traernos desde Europa y todas las personas vinculadas de una u otra forma a la competencia. Si escucharon rumores de que podría volver antes de terminar la temporada, de pronto a la última fecha que es similar a ésta, solo les comento que lo haría sin pensarlo dos veces. Lo único que me encantaría que fuera diferente es disponer de más tiempo para, antes o después, planificar un lindo paseo por dos o tres lugares de Chile que todavía quiero conocer”.