El triunfo de Alberto Heller el fin de semana pasado en el Rally de Ñuble-Chillán Viejo hizo posible que su equipo, el Joker Rally Team, se llevara la poco frecuente satisfacción de un segundo 1-2 consecutivo en el campeonato que esta especialidad tiene a nivel nacional.

Es cierto que el orden fue inverso al de Calle Larga, donde había prevalecido Pedro Heller, pero lo cierto es que los Citroën C3 del arlequín han logrado poner al rojo vivo un certamen en el cual tienen adelante, aunque ahora a diferencias por demás reducidas, solamente a Jorge Martínez y Emilio Fernández.

 

Alberto siguió muy de cerca al líder Martín Scuncio todo el sábado, hizo lo propio el domingo y pasó a la cima cuando el Škoda se pasó en una contracurva y tuvo que abandonar por rotura de suspensión trasera y diferencial. Eso tiene que ver con una estrategia interesante, un toque de suerte y las condiciones propias de la tripulación y el medio mecánico, una combinación que en el automovilismo no puede fallar.

Se impuso en tres pruebas especiales del sábado, aplicando una elección de neumáticos ideal, que también le rendiría frutos al día siguiente. Sumando sus tiempos, siempre peleó por la punta de la carrera y, cuando todo estuvo a su alcance, hizo lo que debía para obtener una victoria que no alcanzaba en tres años y medio desde Pichilemu 2018 (no contando el Motor Show sin puntos de ese año ni la temporada 2020 abortada por pandemia).

 

Heller recalcó: “Este rally fue de lo más emocionante. Nos quedamos con el mejor tiempo en la PE1, pero un rato antes el auto se había negado a partir. Perdimos gran parte del sistema eléctrico y sin pantalla durante la mañana. Finalmente, era un cable. Por la tarde, intentamos acelerar más con un compuesto blando, no sé si para darle alcance a Martín Scuncio, pero sí para no perder la chance de estar en el lote de vanguardia. Esa decisión fue buena. Hice un trompo absurdo en el quinto tramo, donde perdí unos 15 segundos. Volvimos a recuperarnos y me parece que estábamos en condiciones de terminar esa jornada al tope de las posiciones o bien haber terminado de una forma más pareja de la que terminó. Para la segunda etapa, también decidimos presionar. Nuestro único problema fueron dos gomas desinfladas que nos causó un susto porque sabíamos que Emilio Fernández venía rápido. Con Luis Allende, a bordo del C3 nos pasó de todo, aunque afortunadamente el desenlace fue el mejor. Sacrificamos los puntos de la etapa por eso, pero no el éxito general, que por supuesto era muy valioso. Se dio todo para ganar: el buen trabajo de mi navegante y de cada miembro de Joker, más lo que pude hacer conductivamente. La alegría es doble por el hecho de haber sido secundado en el podio por mi hermano”.