Parecía en algún momento un rally de supervivencia. Quizás lo fue por muchos motivos: su extensión, el alto promedio de los tramos que no perdonaron errores conductivos o el piso seco y abrasivo de esta época que tornó al Rally Chile Biobío en una lotería para muchos de los participantes, tanto internacionales como nacionales.

En ese difícil marco, algunos salieron a acelerar desde entrada, otros se quedaron cortos con los cálculos precavidos y uno de ellos aplicó un ritmo alto, pero eficiente, durante los tres días de carrera: Emilio Rosselot.

Junto a Tomás Cañete, el viñamarino jamás perdió el foco en su afán por conseguir la que seguramente a estas alturas ya debe ser uno de los éxitos más trascendentes de su campaña, sino el más.

Se lo vio motivado en toda instancia, sin importar el tipo de camino, ya que ganó tramos con el Citroën C3 Rally2 tanto el viernes como el sábado. El domingo, tuvo la suficiente capacidad como para contener a un arremetedor Pedro Heller, que terminó a solo 11 segundos después de más de 3h20m a fondo y en jornadas en los que la estrategia fue crucial, sobre todo en lo relacionado el alto desgaste de neumáticos.

Rosselot resumió: “Esperábamos el Rally Chile Biobío con muchas ganas por su importancia y haberlo ganado representa uno de los logros más relevantes que hemos conseguido en tantos años como equipo, no solo por ser primeros en el plano nacional, sino por haber quedado sextos en la clase mundial WRC2, que es más de lo que quizás esperábamos. Antes de largar, se nos cruzaban miles de pensamientos por la cabeza y las incógnitas sobre cómo podríamos andar en relación a tantos competidores de primer nivel del país y del extranjero. En la prueba del lunes (Monday Test), nos esforzamos al máximo, pero al encontrarme a un segundo de los europeos que habían hecho diez u once pasadas, no quise descuidar el auto. Claro que el rally, con su extensión y su estrategia, sería otra historia. En el Shakedown sí estuvimos más cerca, además de que fue una instancia importante porque recién ahí pudimos conocer los neumáticos que teníamos que usar efectivamente. Por las condiciones del tiempo, se repitió la situación que vivimos en la última fecha del Copec RallyMobil del año pasado. Viendo todo lo complicado que era el viernes, cuando nos sacaron más de un minuto, recién el sábado en la segunda pasada de María de Las Cruces nos sentimos que podíamos sostener la punta. Todos los demás o se accidentaban o sufrían demasiados pinchazos. El domingo fue algo más precavido porque realmente queríamos llevarnos a casa este hermoso triunfo. Nos medimos al más alto nivel, así que estamos sumamente conformes. Las escuadras de afuera sostienen todo el evento un ritmo muy alto, pero haberle ganado ese tramo a un muy veloz Oliver Solberg, por ejemplo, ya fue una satisfacción por sí misma. Cada jornada presentó lindas luchas con gente como Jorge Martínez, Emilio Fernández, Martín Scuncio y Pedro Heller, por citar algunos. En un punto, conversamos mucho con Tomás Cañete arriba del Citroën sobre qué hacer con los neumáticos, que venían consumiéndose excesivamente. Agradezco que la mayoría de los kilómetros pudimos mantenernos en la huella. Al Power Stage llegamos poca holgura porque nos presionaban mucho, pero fue lindo saber allí que el esfuerzo y el planteo elegido dio resultado. Disfrutamos cada etapa del Rally Chile Biobío y eso nos permitió obtener un equilibrio valioso. Por supuesto que nos ayudó haber corrido antes por estos caminos, pero a futuro no me disgustaría que el calendario varíe un poco más de regiones. Quizás por eso, no veo la hora de enterarme cómo será la próxima fecha, que nos toca entre Villarrica y Pucón. Esas cosas siempre son un desafío.”.

Fotos: Luis Barra/Cristian Lagos