En el equipo Rosselot, se aceleran desde el fin de semana pasado los trabajos relacionados al cambio de carrocería y estructura de seguridad del Citroën C3 Rally2 de Gerardo Rosselot, ya que la formación viñamarina desestimó el uso del casco original tras el fuerte accidente sufrido por su joven piloto y el navegante Marcelo Brizio en el Rally de Santa Juana, del cual salieron ilesos.

El volante que representa a la Región de Valparaíso aclaró en qué situación están por estas horas: “El incidente en la fecha anterior del campeonato Copec RallyMobil fue de verdad muy fuerte. Después de dar nueve o diez vueltas por el aire, al margen de que no nos lastimamos, pasé por unos días con el ánimo un poco bajo, pero ya me repuse de eso y con Marcelo estamos listos y animados para Quillón. Mi abuelo, mi padre y todos en la escuadra nos han dado su apoyo para seguir con normalidad. Cuando el auto siniestrado llegó a nuestro taller, vimos qué se había roto y qué no, pero la decisión más consensuada fue la de cambiar el casco del C3. Para eso, encargamos una carrocería nueva con su jaula antivuelco correspondiente a Citroën Racing. En cuanto a su envío desde Francia, no había otra alternativa que no fuera traerlo por avión, ya que por la vía marítima no solo que no íbamos a llegar a esta presentación en la región de Ñuble, sino que hasta corríamos riesgo de no hacer a tiempo para el Rally Chile Biobío nacional y mundial. Con este pedido del chasis, en el mismo contenedor se incluye una partida importante de repuestos que le vienen bien al equipo para el futuro, no solo para mi máquina, sino también para la de Emilio. Nuestras ganas están intactas. Lo que nos pasó le puede suceder a cualquiera, ya que se debió a un error de la hoja en lo concerniente a esa curva de manera puntual. A mis 21 años, estar listo para la fecha mundial es muy motivador, ya que me podré medir con los mejores del país y del mundo en una clase tan competitiva como la WRC2. Es una suerte en las carreras del Copec RallyMobil celebradas hasta ahora haber podido recorrer a velocidad lanzada los tramos que serán mundiales. Hay partes veloces y partes trabadas, así que habernos entrenado así nos resulta algo muy útil a los participantes locales. La mayoría de las pruebas especiales son exigentes y lo que hemos experimentado hasta este punto ya es de gran ayuda. En cuanto a Quillón, se trata de un lugar especial para mí porque es donde debuté en este campeonato en 2019. Lo único que me inquieta es estar demasiado justos de tiempo como para hacer algún ensayo previo, pero ojalá tengamos esa posibilidad. Estamos en el proceso de pintura porque, para no demorar más, el chasis vino de acero puro y hay que pintarlo. Nuestro personal siempre nos sorprende por su celeridad, como ocurrió cuando golpeamos el año pasado el Mitsubishi Mirage R5 probándolo”.

Fotos: Luis Barra/Cristian Lagos