Cuando debute en el deporte motor este fin de semana en el Rally de Arauco sobre un Citroën DS3 R3, Tomás Gallardo también estará ampliando la tradición automovilística de por sí extensa de la familia Rosselot.
Tomás será piloto de uno entre los ni más ni menos que cinco autos que atenderá en la tercera fecha del campeonato Copec RallyMobil el equipo viñamarino. Tiene 22 años y es sobrino de Emilio y Tadeo Rosselot, primo de Gerardo (que también compite en el torneo mundial Junior) y nieto del fundador de la escuadra (Gerardo).
Andy Salvo, actual campeón nacional de la subdivisión R2, será su navegante. Gallardo competirá en la Región del Biobío con el Citroën DS3 R3 que la escuadra llevó a varios éxitos -y dos títulos- en esa clase.
¿Cómo se dio la posibilidad de que debutes en el Rally de Arauco?
Mis tíos Tadeo y Mateo venían insistiendo con esa idea desde hace algún tiempo. Recientemente, en una de las reuniones posteriores a cada competencia que hace Team Rosselot se planteó esa chance. Entonces, se decidió que, a partir de la tercera fecha, yo podría encarar el segundo semestre con este DS3. Desde muy niño ya iba con ellos a las competencias, a mirar los autos en el taller o a compartir los éxitos de Luis Ignacio, Emilio, Tadeo, Gerardo y “Gerita”. Yo seguía a mi madre, que se movía mucho de tramo en tramo sacando fotografías de sus hermanos, aunque yo era muy pequeño por eso sucedió hasta 2014. Es algo que quería hacer desde hace rato, pero ahora se dieron mejor las circunstancias. Ojalá sea el principio de una larga campaña.
Así como no registras antecedentes en el automovilismo, si venías de practicar otros deportes…
Sí. Hasta el año pasado, incursioné en el descenso en bicicleta y representaba a esta misma formación familiar a nivel nacional. En cuanto al Rally, ser parte de los Rosselot tiene mucho que ver en que a mí también me guste mucho esta actividad. Será de gran ayuda que me navegue Andy, quien -además de ser buen copiloto- también sabe mucho de mecánica. En 2023, tomé parte junto con los chicos de un curso con Nicolás Carlomagno, como para compenetrarme más con otros pormenores de esta disciplina.
¿Has podido entrenar?
Todos me han dado consejos, datos y recomendaciones. A mediados de marzo, había probado el Citroën R3 y “Gerita” primerio me enseñó el marcaje de la ruta (usaré el mismo sistema que el de él y Tadeo, con graduaciones del 1 al 8) y varias maniobras en un terreno privado en Mantagua, cerca de donde somos nosotros. Esa vez, todo resultó muy bien. Fui dando vueltas de menos a más y tratando de conocer las reacciones de esta máquina, que no es fácil de llevar, entre la fuerza que eroga solo adelante y sus frenos poderosos. Después, todos los demás se subieron conmigo, hasta el ingeniero principal del equipo. Con quien más horas vengo pasando en esto, analizando cámaras a bordo y charlando sobre técnicas conductivas, estrategias y puesta a punto, quizás porque somos parecidos en edad, es con mi primo Gerardo. Trataré de no sobrepasar los límites y de hacer experiencia con los kilómetros trancurridos en los eventos venideros.
¿Qué impresión te causó el vehículo?
Es una unidad netamente de carreras, así que me llamó la atención que su comportamiento puede ser algo alocado si se le pierde pronto el respeto. Tiene fuerza, patina por la relación entre la fuerza y la tracción simple, su caja secuencial al volante es sofisticada, los discos de frenos son grandes y no es fácil de llevar. Va a requerir de un cierto tiempo hasta que le tome la mano. Cuando embala, de cuarta marcha en adelante, puede alcanzar una velocidad muy alta.
Fotos: Luis Barra/Cristian Lagos